miércoles, 17 de octubre de 2012

Miercoles, a las cuatro. En realidad a las dos y media.

Llevo cansada más o menos... Desde la semana pasada. Hoy estoy especialmente cansada.
Algo pasó ante y ayer que me dejó agotada. Un problema solucionado. Pero anoche acabamos acostándonos tarde y levantandonos ultra pronto.

Hace quince minutos que se ha ido de mi piso, y cuando he vuelto a la cama, mis ganas de llorar han brotado de mi corazón. Tan solo hacía unos minutos me estaba abrazando en ese mismo colchón.

Le echo de menos en el mismo instante en el que se va. Necesito saber que esta bien. Y llega a la hora.

He conocido a poca gente tan estupenda como él, a pesar de que la primera presión que hace ver a la gente es la contraria. Totalmente, la contraria.

A veces hace falta pasarlo mal un rato, para darte cueta de lo que realmente sientes. Y yo ahora solo siento que quiero que vuelva para enseñarle la zona de fiesta de aquí y dormir. Dormir como marmotas. Descansar como lirón. Amarnos como dos animales en celo.

Estaria con él cada segundo. Escuchando su voz, tocando su piel. Besando sus labios. Queriendole cada día más que el anterior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario