miércoles, 24 de octubre de 2012

Temor al adiós.

Ayer hablaba con mi novio por la noche. Cuando, no recuerdo cómo, empezamos a hablar de la muerte. Este tema lo he tocado y pensado miles y millones de veces. Pero, anoche. No entiendo por qué, me entró pánico. Pánico de pensar que dejaría de existir mi mente, tal y como la entiendo ahora. Pánico de no saber qué voy a sentir cuando ya no vuelva a despertar.

Lloré, y lloré. Colgamos el teléfono y conseguí dormirme media hora después. Había sentido muchas veces lo que sentí ayer. Pero no con tal magnitud. Nunca le había tenido miedo hasta ayer.

Hay una persona, no recuerdo quién que dice, que al mirarte en el espejo te preguntes si fueras a morir mañana, estarías satisfecho con la vida que llevas. Y lo he estado pensando a cada rato que he tenido libre. Y puedo decir, que sí. Estoy bastante satisfecha. Me gusta mucho la vida que llevo ahora. Tengo lo que siempre he querido. Vivir sola (bueno, compartiendo piso que viene siendo lo mismo), estudio lo que me lleva apasionando los últimos siete años o más, fotografía, y veo cada fin de semana a la persona que quiero a mi lado. No hay malas relaciones entre mis familiares más cercanos, y mi pelo es rojo como las cerezas.

Lo único malo es que tengo dolor de cabeza desde hace ya cuatro días.








Te quiero  bicho.
Ya no sé cómo decirlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario