lunes, 27 de agosto de 2012

Labios carmesí.

Tres días contados, desde que te tomaste la última pastilla y tu única y mejor amiga, durante ese maravilloso periodo en el que eres sexualmente activa, te saluda. Cinco minutos tras decir el pimer "Hola, he vuelto" nace un dolor extremo en tus entrañas. Nace como por arte de magia y lo que quieres es que desaparezca tomándote una jartà de pastillas anti-inflamatorias. Pero ese dolor no acaba, ahí, sigue y sigue, y persiste hasta pasados otros tres días. Aunque hayan contras, mal humor, estar al borde de la cadena perpetua, llantos, y altibajos emocionales, en el fondo, muy, muy en el fondo, eres feliz, porque sabes qué significa, que pasados unos meses no serás la persona más desgraciada que hayas podido imaginar. Y es que este dolor significa, despreocupación, suciedad y libertad, sobretodo suciedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario