miércoles, 27 de marzo de 2013

Vive con el miedo perpetuo de que la encunetren. Oye algún sonido y en el acto se esconde. Espera a que se vayan, que la dejen sola y ella pueda por fin hacer su vida.
No puede salir de su zulo por temor a cruzar palabra. Quiere comprar, quiere ver el sol, pero no puede. El terror la esclaviza y retiene. Su mayor deseo es salir de ahí. En su cueva está a gusto, pero se muere del hambre.
En este preciso instante, está deseosa de oír la puerta, que marcaría su marcha. Espera, siempre espera, ansiosa. Su mayor contradicción es, que le gusta el sonido a su alrededor. Saber que hay un ser vivo en ese lugar. Pero sin ser visa ni oída. Saber que hay alguien sin ella estar.

Sonido de cubiertos. Ansia salir. Piensa en saltar por la ventana. Pero la separan tres metros del suelo. Imagina huir como en las películas atando sábanas y tocar con sus pies la libertad.

"Vete" es lo único que le pasa por la mente. Una orden. No solo a quien acaba de llegar, si no al resto de la humanidad.

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